Nuestro protagonista de hoy, José Gago, heredó de su suegro la afición por la elaboración de todo tipo de artículos a base de palma. No se le resiste nada, es capaza de crear todo lo que le encargan. Próximamente va a impartir un taller de palma, organziado por la AA.VV. del Casco Antiguo, para el que ya no quedan plazas disponibles.
José se jubiló en 2009, fue entonces cuando se interesó por el tema de la palma. Mucho de lo que sabe lo aprendió de su suegro, que dominaba magistralmente este arte. Con el paso de los años, y la experiencia adquirida de manera autodidácta, José se ha convertido en un auténtico maestro, buena prueba de ello es el curso que va a impartir del 26 de octubre al 16 de noviembre y para el que, en tiempo récord, se han cubierto todas las plazas que se habían ofertado.
Reconoce que no le falta trabajo, es más, le sobra. El artículo más raro que le han pedido elaborar es una chaqueta para un torero, empezó a crearla, pero por falta del patrón se aburrió y lo dejó. Es difícil valorar económicamente el trabajo que hay detrás de cada artículo, él cobra poco porque le satisface más la admiración de todos los que se paran a las puertas de su taller para verlo manos a la obra in situ, especialmente los turistas, quienes se muestran muy agradecidos e interesados por lo que hace y cómo lo hace, y se toman una foto con él.
Tres días en semana acude al Centro de Educación de Adultos para estudiar, cosa que no pudo hacer durante su infancia. Allí no sólo aprende, también se relaciona con maestros y con el resto del alumnado, algo que le da vida.
A sus 76 años, José Gago es un hombre inquieto, al que le encanta investigar, ampliar conocimientos, estar activo y con la mente ocupada. Su mismo médico de cabecera se sorprende de que a su edad se encuentre tan bien de salud y no tome ni una sola pastilla, su secreto, entretenerse haciendo cosas, comer sano y caminar 10 kilómetros a diario.